La Piedra de la Virgen.

El barranco la Piedra es sin duda alguna, (o era), el más conocido de entre todos los existentes en la sierra. El motivo de esta popularidad es que en su parte más alta, casi donde comienza el barranco hay una gran piedra con forma de columna (que a simple vista puede apreciarse desde el pueblo) sobre la que hay colocada una imagen de la virgen de las nieves y a la que cada año durante el mes de agosto se iba en romería en honor a la Virgen.

Pero, ¿por qué la imagen está colocada en esa gran roca? Una narración tradicional (aunque no sea la real) lo explica de la siguiente manera: Un día del mes de agosto del año 1900 y algo, (festividad de la Virgen), venía de la dehesa Los Llanos hasta Lugros un arriero con su burro bien cargado de lo que allí había comprado. Cuando cruzaba el Cerro de la Calavera por el puerto las Borregas le sorprendió una tormenta terrible. De repente el cielo se cubrió de grandes nubes negras, acompañadas de espantosos truenos y heladores relámpagos que al momento descargaban gran cantidad de agua, granizos como huevos de codorniz y todo ello acompañado de una heladora ventisca. Pensando que había llegado el fin de sus días, el pobre arriero, buscó refugio en la enorme roca del barranco y se encomendó a la virgen de las nieves.

Según cuenta la tradición (leyenda), La Virgen en persona acudió en su auxilio. Con su hijo en brazos y rodeada de una intensa luz blanca se le apareció en la parte más alta de la piedra. En ese preciso instante cesó la tormenta y todo quedó en completa calma. El pobre arriero completamente inmóvil, sin poder retirar la vista de aquella visión y sin acabar de creer lo que ocurría. Comprobó que un extraño e inesperado calor, al tiempo que lo reconfortaba, le llenaba de paz, alegría y energías renovadas. La imagen desapareció lentamente (como una nube que se lleva el viento) y él, volviendo poco a poco a la realidad, observó que al igual que él, su burro y la carga tampoco habían sufrido daño alguno. Tan contento como perplejo por lo que acababa de ocurrir, continuó su viaje hasta Lugros sin ningún otro percance que reseñar.

Cuando el hombre llegó al pueblo y explicó lo que le había ocurrido, hubo quien no le creyó, e incluso quien le tomaba el pelo con su visión. El párroco sin embargo lo tomó mucho más en serio y propuso al ayuntamiento colocar una imagen de la Virgen sobre aquella Piedra, hacer una romería anual a la Piedra de la Virgen en el mes de agosto y celebrar allí una misa para invocar su protección sobre tantas y tantas personas: pastores, vaqueros, manojeros, leñadores, carboneros, arrieros,... que diariamente subían a trabajar a la sierra.

Por aquel entonces y hasta bastantes años después (1970 más o menos), la sierra era un pilar fundamental en la economía del pueblo.



La Fuente del Colodrillo

Esta fuente era conocida y muy utilizada por la gente del pueblo porque a sus aguas ferruginosas se les atribuían propiedades medicinales. Pero hace ya muchos años que nadie hace uso de ella y hasta es muy probable que el camino que bajaba desde el pueblo hasta la fuente haya desaparecido tapado por la vegetación circundante. Pero ¿por qué se utilizaba antes y ahora no? La respuesta es sencilla, no hace aún 80 años que la sanidad no era “universal ni gratuita, no había Seguridad Social, médico, ni medicinas para todos” y la gente tenía que buscar la cura de sus males con remedios caseros, plantas, hierbas medicinales y todo lo que encontraba en la naturaleza. Pues bien, uno de esos remedios eran las aguas ricas en hierro de la fuente del colodrillo.

La gente bajaba con uno o dos cantarillos a la fuente, que se localizaba cerca del río y bajo el saliente de una gran roca, que a su vez se empotraba en una pared de dura risca. Una vez allí, llenaban de agua sus vasijas y emprendían el camino de dura pendiente para regresar al pueblo. Pero en más de una ocasión a alguna de aquellas personas que iban a la fuente les sucedía algo tan extraño que las dejaba entre incrédulas y sorprendidas. Cuando llegaban al pueblo y ya en su casa lo explicaban a las vecinas o a quién quisiese escucharlas.

Es cierto que todos los relatos tenían algunas diferencias, pero también lo es que coincidían en lo esencial: “Todos afirmaban que cuando estaban llenando el cantarillo de agua si miraban con atención a la poza de piedra donde caía el agua de la fuente, veían que en el fondo había algo que brillaba y relucía como si de una joya o piedra preciosa se tratase. También coincidían en que aquellos que metían la mano en la poza para coger aquel objeto brillante a todos les sucedía lo mismo: un animal (para unos una serpiente pequeña, para otros una rata,…se movía rápidamente, les rozaba la mano y les impedía cogerlo, provocándoles un sobresalto (susto) tan grande que al levantar la cabeza para retirarse siempre se daban con el saliente de la roca en todo el colodrillo”, acabando más de uno aporreado. 


Por este hecho tan particular a la fuente se la llamaba así, “Fuente del Colodrillo” por los muchos golpes que los lugareños se habían dado en esa zona de la cabeza.

Por lo que respecta a “la o las joyas” que había en la fuente y que tan celosamente guardaba aquel misterioso animal, nada se ha sabido nunca de ellas. Es posible que sigan en la fuente, al igual que también lo es, que alguien consiguiese hacerse con ellas. Pero si fue así, no lo dijo a nadie y se sigue manteniendo el misterio.



Trigo por Oro.

Otra de las historias que recuerdo hace referencia a un molino ya desaparecido hace muchos años. Se trata del molino “El Tío Bueno” ( entend...