Costumbres-Tradiciones.

 La Virgen en las casas.

Otra costumbre muy arraigada en el pueblo (Pienso que aún hoy la mantienen) era, la de hacer circular por las casas del pueblo unas hornacinas de madera. En el interior de las cuales encontrábamos diferentes imágenes de la Virgen María, (sola, acompañada por San José, el niño, ...).

Había distintas hermandades, "asociaciones o cofradías"(con hornacinas e imágenes diferentes) que actuaban siguiendo las siguientes reglas:


  • Cada uno de los integrantes de la hermandad tiene 24 horas la imagen en su casa.
  • En casa y en la intimidad del hogar, los fieles encienden una o varias velas (antes se encendían lámparas de aceiterezando sus plegarias ante las imágenes.
  • La imagen tiene que estar iluminada durante todo el tiempo que permanezca en la casa (Todos lo tienen muy presente).
  • Pasadas las 24 horas, se lleva la hornacina al siguiente socio según el turno preestablecido de antemano.

De esta manera la imagen pasa por todas las casas y cuando llega al último integrante de la hermandad vuelve a iniciar su recorrido.

 


Pasear por la Carretera.

Durante muchos años los adolescentes del pueblo, chicos y chicas, iban a pasear a la carretera (concretamente al tramo comprendido entre la última casa y el comienzo de la cuesta de la Herrería). Estos paseos tenían lugar sobre todo sábados y domingos. En esas caminatas se socializaba, se quedaba con los amigos y amigas, se ligaba, se comentaban las últimas noticias. En definitiva era la manera de pasar las tardes de una forma más divertida.

“Quién no lo crea puede preguntarlo a sus padres e incluso a sus abuelos. Comprobará que es cierto y que estos le confirman que cuando eran jóvenes se pasearon mucho y muchas veces, arriba y abajo por la carretera. Incluso, más de uno le dirá que encontró novio o novia de esa forma”.

Y ahora puede ser un buen momento para recordar una creencia o leyenda que había sobre la Curva de la Tía Gora (Eran muchos los que estaban convencidos de que se trataba de algo muy real y que era totalmente cierta). Según esta creencia en ese lugar hay o existe: un poder, una magia, una influencia muy especial y poderosa para los asuntos del corazón.

Si se hacía caso de esa creencia, cuando un o una joven conseguía llevar hasta esa curva (lugar más apartado y al que normalmente no se llegaba en los paseos), al chico o la chica que le gustaba (concretamente a la parte que está más cerca del Peñón de la Vieja) y le pedía que le regalase algo suyo, como por ejemplo: un pañuelo, un botón, una estampa, un beso inocente,… Si conseguía que aceptase y le diese aquello que había pedido. Se podía afirmar casi con total seguridad que acabarían siendo novios y muy probablemente se casarían.

Por este motivo todos aquellos que conocían la leyenda intentaban llevar a la persona por la que se sentían atraídos a aquel lugar para conseguir que se iniciase una relación entre ambos que podría conducirlos al noviazgo y posiblemente al matrimonio. (Quizás también hubo quien lo hizo para comprobar si era cierta o no esa creencia).

 


El Bute.

Otra de las vivencias o tradiciones que recuerdo y que eran habituales en el pueblo por los años 50 - 60, era la de "Asustar" a los niños pequeños con: “El Bute, El Coco o el Tío del Saco”.

Durante esos años, cuando los niños no querían irse a dormir o querían salir de casa a horas que los padres no consideraban oportunas se les recordaba que fuera estaba: El Bute, el Coco, El tío del saco,… y que los esperaban para llevárselos y ocasionarles mucho mal.

Estos personajes que en la actualidad no tienen mucho o ningún trabajo, por aquel entonces obraban verdaderos milagros, consiguiendo que los niños hiciesen lo que sus madres les pedían sin protestar.

"El Bute, el Tío del saco, el Coco que viene y te llevará" eran asustadores nocturnos que precisamente todos tenían en común y de especial su "desdibujo".

Ninguno de ellos tenía una forma concreta y no podían aparecer nunca, aunque rondasen las habitaciones, las casas o el pueblo. 

En todas las ocasiones se trataba de una abstracción poética, y, por eso, el miedo que producían “a lo desconocido, a ser separado de lo que se ama, incluso a la muerte”, era un miedo en el que en más de una ocasión los sentidos no podían poner sus límites salvadores y en consecuencia se necesitaba de la protección que proporcionaban los padres y de la seguridad de tu casa.

(En la actualidad es probable que estos métodos sean refutados por psicólogos, pero ahí quedan como parte de la tradición y de nuestras vivencias).


Trigo por Oro.

Otra de las historias que recuerdo hace referencia a un molino ya desaparecido hace muchos años. Se trata del molino “El Tío Bueno” ( entend...