Las Hadas Lavandinas.

Cuando aún no se disponía de agua corriente en las casas y las mujeres tenían que ir a la acequia, a la zanja (molino Lenteja) o al río (generalmente por debajo de la herrería frente a la casa del guarda hasta el martinete) para lavar la ropa. Contaban que en alguna ocasión y por casualidad habían visto a las hadas lavandinas o lavanderas (seres de cuerpos pequeños y alas brillantes) cerca del agua. Y entre ellas había incluso quienes afirmaban que habían tenido la oportunidad de ver la ropa que tendían cerca del río, entre las rocas de la orilla.

Se tiene constancia de que estas hadas sólo viven muy cerca de: fuentes, ríos, arroyos o barrancos de montaña que mantienen una corriente de agua limpia y cristalina durante todo el año. Al igual de que sus lugares favoritos para estar durante más tiempo son los remansos y pozas de aguas tranquilas. 

También se sabe que estas hadas tienen un carácter tímido y huidizo que favorece el que sea muy difícil llegar a verlas. No obstante, en la noche de San Juan (noche mágica por excelencia), son menos precavidas que de costumbre, hacen y tienden su colada rápidamente, porque en esta noche tan especial el tiempo que les queda lo dedican a bailar, divertirse y recargar sus poderes mágicos (se cree que son capaces de manejar el agua a su voluntad, pueden secar fuentes y parar manantiales). 

Por todo lo dicho anteriormente y según la leyenda "si esa noche mágica", alguien consigue apoderarse de una de las prendas que las hadas tienen tendidas entre las rocas (mientras la conserve tal y como la encontró), siempre le sonreirá la suerte, tendrá buena fortuna e incluso podrá llegar a hacerse rico.

Otra de las características que distingue y diferencia a las hadas lavandinas es que durante el día son seres alegres, les gusta jugar y bailar en la hierba de la orilla del río  preferiblemente al amanecer, cuando las gotas de rocío lo bañan y refrescan todo. Pero por las noches sin embargo y a la luz de la luna, entonan cantos melancólicos que suelen confundirse con el ruido que hace el viento cuando pasa entre las rocas o la vegetación de la orilla.

Explicaban también que en esta historia hay un lado negativo, y es que si se interfiere en: sus actividades, juegos, baños,… o se las molesta, suelen enfadarse fácilmente y el enfado conlleva generalmente consecuencias negativas para quien lo causa (aunque su reacción no siempre sea la misma). Así, si quien ve a las hadas, entra en su mundo y participa de sus actividades, puede acabar encantado como ellas, siendo su esclavo o su sirviente para siempre. También puede aparecer a kilómetros de distancia del lugar donde se encontraba sin saber cómo ha llagado hasta allí, …

 

Trigo por Oro.

Otra de las historias que recuerdo hace referencia a un molino ya desaparecido hace muchos años. Se trata del molino “El Tío Bueno” ( entend...