El Peñón del Escondido

Esta historia es real aunque también un poco anecdótica ya que trata sobre un joven cortijero y un peñón “El peñón del escondido”. Éste peñón se encuentra o se encontraba en el camino que iba del pueblo al Molino El Llano y a los Cortijillos entre otros.

Este peñón es conocido por mucha gente aunque también es muy probable que no todos lo identifiquen con el mismo nombre. El relato trata de este peñón y de un joven cortijero con novia en el pueblo a la que visitaba todos los domingos por la tarde. Cuando salía del cortijo para ir al pueblo era media tarde y por supuesto había luz del sol, incluso en invierno.

Al llegar al pueblo saludaba a los amigos y conocidos que encontraba por la calle y rápidamente sin ninguna otra distracción iba a buscar a la novia a su casa. Estaban juntos toda la tarde o bien con sus amigos. Llegada la medianoche se despedía de todos hasta la semana siguiente, acompañaba la novia a su casa y emprendía el camino de vuelta al cortijo. Pero a poco de comenzar a caminar y en más de una ocasión le ocurrió algo que le parecía muy sospechoso y que siempre lo ponía en un dilema.

Se trataba de lo siguiente: Al comenzar el camino cuando se inicia el descenso en dirección al molino que hay en el río, o un poco después. Desde el lado del pueblo veía, que en el otro lado, cerca del peñón o detrás de él, de tanto en tanto aparecía una luz que parpadeaba y que le recordaba la de un cigarrillo encendido en la oscuridad de la noche. Aquella luz, en un lugar tan extraño y a esas horas de la noche, le hacía pensar al joven, que alguien con no muy buenas intenciones le esperaba allí, escondido detrás del peñón, y no para saludarlo precisamente.

Así que por precaución y también por un poco de temor a lo que pudiese encontrar en aquel lugar, volvía sobre sus pasos y seguía la carretera por la Herrería (dando un largo rodeo) hasta llegar al Llano (al pino) donde retomaba el camino que le llevaba hasta su cortijo.

Una noche, cansado ya de tener que volver sobre sus pasos y dar aquel largo rodeo, se armó de valor, preparó un buen garrote por lo que pudiera pasar y siguió el camino de siempre, dispuesto "si era necesario", a pegarse con el gracioso, "o no", que se escondía detrás del peñón. Así que recorrió el camino con mucha cautela “y miedo también”, pero decidido a acabar de una vez y para siempre con todo aquello. 

Se acercó en silencio, con mucho sigilo y con el garrote preparado para sorprender al escondido, pero “sorpresa”, al rodear el peñón el sorprendido fue él, no encontró a nadie, aún más, después de estar observando en silencio "sentado" a unos metros del peñón, pudo comprobar que quién le había tenido en vilo durante tantas noches era una inofensiva luciérnaga “(Un gusanito de luz)” que ajeno a todo, se movía por la piedra como Pedro por su casa.

Al principio el joven sintió un gran alivio, después rabia y por último un ataque de risa, por lo tonto que había sido.
Más tarde ya en el cortijo y mucho más tranquilo se reprochaba no haber tomado aquella decisión mucho tiempo atrás y se habría evitado largas caminatas y miedos infundados.
 

Trigo por Oro.

Otra de las historias que recuerdo hace referencia a un molino ya desaparecido hace muchos años. Se trata del molino “El Tío Bueno” ( entend...